lunes, 19 de abril de 2010

AÑADIENDO CUALIDADES - 2ª Parte


En el primer artículo hablé sobre el sentido de algunas de las cualidades que en 2 Pedro 1: 3-11 se nos ordena desarrollar. Pedro dice “añadid” (mandamiento directo), no es una cuestión opcional sino obligatorias, Dios quiere que poseamos estas cualidades, además, por medio de ellas manifestamos a la humanidad nuestra filiación con Él, y así, iluminamos al mundo (Mateo 5: 14-16).

PIEDAD. A la paciencia debemos adornarla con un proceder piadoso, es decir, tener compasión ante las personas desgraciadas o que sufren. Tener piedad es lo mismo que ser misericordioso, el Señor dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7; Santiago 2: 9). También la piedad, es manifiesta en la persona que tiene un sentimiento de respeto hacia lo santo, hacia los actos del culto divino, tener piedad es estar a favor de Dios y de lo que a Él le agrada. El evangelio es descrito por Pablo como “el misterio de la piedad” (1 Tim. 3: 16; Tito 1: 1).
La doctrina de Cristo (2 Juan 9) se basa en la piedad, y así debe ser enseñada, el apóstol Pablo señala que: “Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina que es conforme a la piedad, está envanecido, nada sabe, y delira…” (1 Tim. 6: 3-6).
¿La piedad puede ser aprendida? Por supuesto, el Señor dijo: “Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia [piedad] quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9: 13). Y Pablo dijo a Timoteo: “Ejercítate para la piedad; porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos… Esto manda y enseña” (1 Timoteo 4: 7-11; 2 Pedro 2: 9; 3: 11). También Pablo dice a nuestras hermanas en Cristo, que se atavíen con acciones piadosas: “…con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Tim. 2: 10).
La ausencia de piedad es la causante de muchas injusticias y tantos males en el mundo. Relata Mateo 12: 1-7, que los fariseos acusaron a los discípulos del Señor de hacer lo que no era lícito en el día de reposo, pues, ellos tenían hambre y arrancaron espigas y comieron. Ellos hicieron algo que era lícito según la Ley de Moisés (Deuteronomio 23: 25).
Cristo también les señaló a los judíos que el rey David juntamente con los que le acompañaban, estando ellos hambrientos, comieron de los panes de la preposición, algo que les era prohibido (1 Samuel 21: 1-6; Levítico 24: 5-9).
En el día de reposo, además del holocausto diario, los sacerdotes sacrificaban dos corderos, amasaban con aceite cuatro kilos de harina y la ofrecían con la ofrenda de vino, Cristo les dijo que los sacerdotes eran sin culpa, aunque violaban el día de reposo, realizando sus actividades (Números 28: 9-10). Luego les dijo, que ellos NO entendían el significado de la palabra “misericordia”: “Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenarías a los inocentes” (Mateo 12: 7; Oseas 6: 6; Santiago 2: 13).
Por otro lado, sufrimos “el colmo de los colmos”, porque sucede que muchos de los que condenan a los inocentes simulan ser personas piadosas. Se da un caso con la ofrenda de 1 Corintios 16: 1,2, algunos dicen que se le puede dar la ofrenda directamente al no creyente, cuando la Biblia dice claramente que esta ofrenda es para los santos (los creyentes). Como sensatos, nos oponemos a sus prácticas, pues estas constituyen malversación de fondos, pero inmediatamente somos acusados de ser personas sin misericordia, sin amor, sin piedad, extremistas o “ultra conservadores”, prejuician a la gente para que no nos oigan. El resultado de esto es que los que malversan la ofrenda de 1 Corintios 16: 1,2, son vistos como personas piadosas. Igualmente usan estas tácticas carnales para poner a las personas contra el uso de un solo recipiente para beber en la cena del Señor (1 Corintios 10: 16; 11: 25, 28; Mateo 26: 27; Marcos 14: 23). Nos señalan de “extremistas”, “ultra-conservadores”, ect., cualquiera que escuche estos señalamientos, pensará que se habla de personas desagradables con las cuales no deben juntarse. La verdad es que al nosotros ser fiel a 1 Corintios 16: 1, 2, estamos, “evitando que nadie nos censure en cuanto esta ofrenda abundante que administramos, procurando hacer las cosas honradamente no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres” (2 Corintios 8: 20-21). Si alguna persona no creyente solicita nuestra ayuda, cada individuo cristiano le ayuda de su propio peculio, como lo enseña el Señor Jesucristo en la parábola del buen samaritano (Lucas 10: 25-37). Al usar un solo recipiente para beber, estamos cumpliendo el mandamiento de Cristo, “bebed de ella todos” (Mateo 26: 27). Así queda evidenciado quienes realmente son piadosos (sentimiento de respeto hacia lo santo, hacia los actos del culto divino). Obvio es que los que no respetan los mandamientos de Dios y aparentan cumplirlos son manipuladores de conciencias y acusan de extremistas a los que si respetan los mandamientos de Cristo. Pablo advirtió contra los que simulan piedad: “…que toman la piedad [el evangelio] como fuente de ganancias; apártate de los tales”; “Que tendrán apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella; a estos evita” (1 Timoteo 6: 5; 2 Timoteo 3: 5). Nuestra piedad tiene que ser genuina, espontánea. Cada cristiano debe mostrar, evidente compasión con toda persona y respeto y obediencia a los mandamientos de Dios, esto es obligatorio hacer igualmente lo otro (Mateo 23: 23). Gálatas 6: 9-10, dice: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe”.

AFECTO FRATERNAL. Los sentimientos que nos mueven a ayudar a nuestros familiares, son instintivos, de allí el dicho “es mi sangre”, pero no nos ocurre así con quien no tengamos parentesco, ejemplo, Cristo dijo: “Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen…” (Lucas 6: 27). Es obvio que cuando favorecemos a quienes nos odian, no somos motivados a hacerle bien porque sentimos afecto fraternal. El afecto fraternal lo reservamos para nuestros familiares, aunque algunas veces hemos escuchado decir a un amigo o conocido de la familia “tú eres como de la familia”, pero sabemos que no es así, el adverbio “como” es una comparación nada más. La frase “afecto fraternal”, en el Nuevo Testamento significa amor fraternal, beso fraternal, amistad hermanable y amor familiar. Como cristianos ahora somos miembros de una selecta familia: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios” (Efesios 2:19; 1 Timoteo 3: 14-15; 1 Juan 3: 1). Nuestros sentimientos hacia los hermanos deben ser igual (aunque los vínculos y las relaciones sean diferentes) como los que mostramos con nuestros familiares en la carne, 1 Timoteo 5: 1-2, ilustran bien esto: “No reprendas al anciano, sino exhórtale como a padre; a los más jóvenes, como a hermanos; a las ancianas como a madres; a las jovencitas, como a hermanas, con toda pureza”.

AMOR. ¿Qué tanto amamos a los hermanos? Es justo que nos examinemos y hagamos reflexión: “Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros”; Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano” (1 Juan 4: 11-12, 20-21; 3: 14-18; 4: 7-10). Cristo cumplió la Ley y los profetas, el Señor dijo: “…no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5: 17). Todo lo anunciado de antemano, fue cumplido en él y por él: “Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían”; “Y les dijo: Estas son la palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que era necesario que se cumpliese todo lo que esta escrito de mí en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos” (Lucas 24: 27, 44). Habiéndose cumplido todo lo escrito sobre Jesús, el Antiguo Testamento llegó a su fin: “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree”; “…aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz”; “…anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz” (Romanos 10: 4; Efesios 2: 15; Colosenses 2: 14). El Antiguo Testamento esta resumido en un solo mandamiento en la ley de Cristo: “Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”; “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”; “El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor” (Romanos 13: 10; Gálatas 5: 14; 6: 2).
Cristo nos mostró con su sacrificio, la plenitud de su amor: “…como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin”; “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor”; “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado ha su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna”; “Nadie tiene mayor amor que este, que uno que ponga su vida por sus amigos”; “En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (Juan 13: 1; 15: 9; 3: 16; 15: 13; 1 Juan 3: 16). El amor es algo que se da otro, necesita ser manifestado y, “…nuca deja de ser…” (1 Corintios 13: 8), porque es eterno. Dios es amor (1 Juan 4: 8) y el Padre ama al Hijo (Juan 3: 35; 5: 20), por eso el hijo es eterno porque Dios es amor y el amor es eterno. Si Cristo no fuera eterno ¿con quién hubiera compartido el Padre su amor? Siendo Él amor, ¿cómo probaría que el amor es eterno, si no existió nadie eterno aparte de Él a quien demostrárselo? Porque amor que no se demuestra no es amor, por ejemplo: “Porque el señor al que ama disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo” (Hebreos 12: 6). Si amamos a los hermanos, amamos a Dios y seremos bendecidos por Él, y todo lo que pueda acontecernos en esta vida (bueno o malo) será siempre para nuestro beneficio: “Y sabemos que los aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos 8: 28). También debemos conducirnos para con los demás, siempre con amor, defendiendo la verdad del evangelio, dice la Palabra de Dios: “…siguiendo la verdad en amor…” (Efesios 4: 15). No podemos confundir el amor con el sentimentalismo o socialización, como ocurre con algunas personas, que para agradarle a alguien sacrifican la verdad y cambian a la doctrina del Señor. El amor no esta reñido con el culto, ni con la organización y obra de la iglesia, ni con ningún otro mandamiento de Dios en el Nuevo Testamento, consideremos lo dicho por Cristo a los fariseos: “Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello” (Mateo 23: 23).
El amor es definido por Pablo como “un camino más excelente” (1 Corintios 12: 31). También describe sus virtudes diciendo: “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, más se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Corintios 13: 4-7).
El amor se basa en conocimiento y propósito, “Porque de tal manera amó Dios al mundo” (Juan 3: 16). El Señor tenía anticipado conocimiento de la necesidad de salvación del hombre, y se entregó en rescate (propósito) por él: “Más Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aun pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5: 8).

CONCLUSIÓN:
La fe, virtud, conocimiento, dominio propio, paciencia, piedad, afecto fraternal y el amor, son atributos de la naturaleza de Dios, al hacernos cristianos participamos de tan gran bendición, es por ello que debe que ser evidente estas cualidades en nosotros, recordemos que el árbol es reconocido por sus frutos, y el Señor nos llamó para que produzcamos muchos frutos: “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos” (Juan 15: 8). Recordemos siempre estas enseñanzas en las Escrituras, fijémonos como propósito desarrollar en nosotros estas virtudes. Pedro dijo: “porque haciendo estas cosas, no caeréis jamás” (2 Ped. 1: 10). También insiste en recordarles a sus lectores, su enseñanza: “Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros lo sepáis, y estéis confirmaros en la verdad presente. Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas” (2 Ped. 1:12-15).

AÑADIENDO CUALIDADES - 1ª Parte



Estimados lectores, les invito a que leamos la segunda epístola del apóstol Pedro, él inicia su segunda carta con una lista cualidades que debemos integrar a nuestra fe para hacerla más fructífera. Estudiaremos el significado de las virtudes que Pedro enumera, en el mismo orden en que la encontramos en la carta. Pero debemos entender que no se trata de un orden como si fueran eslabones unidos uno tras otro cronológicamente, sino más bien, de ir desarrollando cada una de estas virtudes por medio de la oración, el estudio y el ejercicio progresivo, y desarrollarlas a tal punto, que seamos luz que no se apaga, árbol bueno, que de fruto a su tiempo, porque Cristo está formándose en nosotros (cf. Gálatas 4: 19).

2 de Pedro 1: 3-11, Dice:

“Cómo todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquél que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia; vosotros también poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejaran estar ociosos y sin fruto en cuanto el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo. Pero el que no tiene estas cosas tiene la vista muy corta; es ciego, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos pecados. Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firmes vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas no caeréis jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.


TODAS LAS COSAS. “Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder…” (1: 3). Al decir “todas las cosas”, nos damos por enterado, de que no falta nada que no haya sido revelado en el Nuevo Testamento para orientarnos en el diario vivir en la fe de Cristo, el culto, la organización de la iglesia local y su obra (edificación, benevolencia y evangelización). El Señor Jesucristo prometió a los apóstoles que el Espíritu Santo los guiaría a TODA la verdad: “Más el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”; “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 14:26; 16:13).
Las supuestas revelaciones, profecías, visiones y sueños, etc., de los líderes religiosos de las iglesias denominacionales modernas o sectas, son doctrinas y mandamientos de hombres sin asidero bíblico, y por esa razón no pueden aportar nada a la fe del evangelio que enseñan los apóstoles de Cristo a través del Nuevo Testamento. El Señor Jesucristo dijo: “El que cree en mí, como dice la Escritura…” (Juan 7: 38). Siendo esto así, debemos creer a lo que Cristo y los apóstoles nos dicen por medio de el Nuevo Testamento, y no a los líderes sectarios del mundo Protestante, porque también Santiago dice, “¿Acaso alguna fuente hecha por una misma abertura agua dulce y amarga?” (Santiago 3: 11).

VOCACIÓN Y ELECCIÓN. “Procurad hacer firmes vuestra vocación y elección” (1: 10). Debemos inclinarnos de una forma muy natural (vocación) por el estilo de vida que Dios nos ofrece. Jesucristo dice: “Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 4: 24). Aclara también Juan, que Cristo prometió a sus discípulos la eternidad: “Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna” (1 Juan 2:25). Su promesa nos da motivación para toda la vida. Tengamos pues, clara conciencia de la forma de vida que hemos elegido. La Biblia dice que, Dios pagará a cada uno conforme a sus obras (forma de vida), y añade que dará: “vida eterna a los que, perseverando en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad” (Romanos 2: 6, 7).

PARTICIPANTES. “Para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina” (1: 4). Por estas promesas grandes y precio¬sas, el hombre puede ahora participar de la natu¬raleza de Dios. La palabra "participantes" significa lo mismo que "comunión", como en Hebreos 12: 10, “para que participemos de su santidad”, y también en 1 Pedro 5: 1, “que soy también participante de la gloria que será revelada”. Participamos o tenemos comunión ahora, en esta vida, en la iglesia de Cristo: “que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio” (Efesios 3: 6; cf. Hechos 2: 47). Dios nos llama y nos añade a su iglesia por medio de la obediencia al evangelio: “a lo cual os llamó mediante nuestro evangelio…” (2 Tesalonicenses 2: 14; cf. Hechos 2: 47). Cabe aclarar, que obedecer al evangelio no es, levantar las manos y confesar a Cristo y luego irse a su casa tranquilo, como enseñan las denominaciones religiosas. Para obedecer al evangelio, primero hay que oírlo y creerlo, arrepentirse, confesarle y bautizarse para el perdón de los pecados, porque la Biblia dice: “¿Cómo pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?” (Romanos 10: 14); “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” (Marcos 16: 16); Y Pedro mandó: “Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados...” (Hechos 2: 38; cf. 8: 30-38). Luego debe juntarse con la iglesia fiel, la de Cristo, pues es la que él prometió edificar (cf. Mateo 16: 18), y dice Hechos 2: 47: “…Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos” (cf. Romanos 16: 16).

DILIGENCIA. “Poniendo toda diligencia…” (1:5). Poner diligencia, es tener cuidado de hacer una cosa, apoyados en la oración. Leemos en las Escrituras: “ocupaos en vuestra salvación”; “…sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego…” (Filipenses 2:12; 4:6).

AÑADID. “añadid a vuestra fe…”. Siempre nos falta algo que debemos completar. El apóstol Pablo pedía por la fe de los tesalonicenses: “orando de noche y de día con gran existencia,… y completemos lo que falta a vuestra fe” (1 Tesalonicenses 3: 10). El verbo, “añadir” aparece en 2 Corintios 9: 10, traducido “proveerá”, en Gálatas 3: 5, “suministra”, y en Colosenses 2: 19, “nutrién-dose”. Nosotros debemos también proveer, suministrar o nutrir nuestra fe, e ir progresando mediante el ejercicio, ir supliendo una cualidad a la ya desarrollada, “creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo…” (2 Pedro 3: 18).

VIRTUD. ¿Qué significa la palabra “virtud”? Virtud es tener una constante disposición de espíritu para inclinarnos a practicar el bien. Es muy oportuno citar lo dicho por el apóstol Pablo, “…todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4: 8).
Pedro dice que la iglesia es, “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis la virtudes…” del Señor Jesucristo (1 Pedro 2:9). ¿Cuales son las virtudes de Cristo? Son todos los atributos de su naturaleza divina y las consecuencias de su sacrificio en la cruz. Cristo tiene que habitar en nosotros, como Pablo lo dice: “…para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones…” (Efesios 3: 16-18). Es por ello, que, tenemos que imitarle, “…porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” (1 Pedro 2:21; cf. 1 Timoteo 6:13; Filipenses 3:17).

CONOCIMIENTO. Del griego GNOSIS, esto significa, inquirir, búsqueda, investigación. El cristiano debe ir conociendo cada día, más y más la Voluntad de Dios, y esto se logra mediante la oración y el estudio consecuente de la Biblia (lea por favor, Efesios 6: 10-18; 1 Timoteo 6: 12). Pablo dice en sus cartas: “La Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría…”; “para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”; “…no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual” (Colosense 3:16; Efesios 1: 17; Colosenses 1:). Dios requiere de nosotros que defendamos la fe: “…y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Pedro 3: 15; cf. Judas 3; 2 Corintios 10: 4-5).
El cristiano no debe conformarse sólo con lo que haya aprendido, Colosenses 2: 2-3, dice: “para que sean consolados sus corazones, unidos en amor, hasta alcanzar todas las riqueza de pleno entendimiento, afín de conocer el misterio de Dios Padre, y de Cristo, en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento”. El que no vaya creciendo en esto, no llegará a ser maduro en la fe, Hebreos 5: 14 y 6: 1-3, nos dice: “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal. Por tanto, dejando ya los rudimentos de la doctrina de Cristo, vamos adelante a la perfección…”.

DOMINIO PROPIO. El dominio propio nos ayuda a resistir las tentaciones, es elemental para controlar y canalizar, positiva y correctamente los conocimientos adquiridos (cf. 1 Corintios 8: 1). Consideremos lo que Pablo dice a los que en corinto tenían el don espiritual de profecía: “Y los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas” (1 Corintios 14: 32). ¿Tenemos dominio propio? Pablo dice en 1 Corintios 6: 12, “no me dejaré dominar”. Esto es tener auto control para contener una situación, una acción, sentimiento o pasión. Por ejemplo, dominar el odio, mediante el control realizado por uno mismo, y dominar ciertos comportamientos. El dominio propio es un requisito para los ancianos (pastores), “dueño de si mismo” (Tito 1: 8). Nos ayuda a abstenernos de todas las vanidades que impiden obedecer al Señor, “Todo aquel que lucha, de todo se abstiene…” (1 Corintios 9: 25).
El dominio propio es parte integral de la predicación del evangelio, “Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, del dominio propio y del juicio venidero…” (Hechos 24: 25).
Debemos resistirnos constantemente ante las tentaciones o cualquiera que fuese la situación que enfrentemos, digamos y hagamos como Pablo, “no me dejaré dominar”. Miremos atentamente, cual sea la salida que Dios nos da para librarnos de las tentaciones, cito como ejemplo lo dicho en las Escrituras: “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación, la salida para que podáis soportar...” (1 Corintios 10: 13-14; cf. Génesis 39: 7-12).

PACIENCIA. Aunque las tentaciones sean originadas por nuestros propios deseos (lea Santiago 1: 13-15), y de allí que sean humanas, Satanás siempre trata de inducirnos a caer en ellas y por eso las estimula o crea condiciones y situaciones para dañarnos, bien nos alertó Pablo cuando dijo: “Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones” (2 Corintios 2: 11).
Es necesario por ello, tener mucha paciencia, y no actuar precipitadamente o de forma negligente e indiferente. Cuando permanecemos bajo diversas situaciones y mostramos nuestra capacidad de soportar molestias sin rebelarnos, ello prueba que poseemos paciencia. Tener paciencia es tener facultad de saber esperar, de contenerse, ser perseverante, buena tierra (Lucas 8: 15; Romanos 2: 7). Nuestro Dios es “el Dios de la paciencia y la consolación” (Romanos 15: 5; cf. 2 Tesalonicenses 3: 5), confiemos en él, que nos enseña que a través de las tribulaciones (algunas situaciones críticas) podemos obtener paciencia, esto es una verdad que no debemos ignorar: “Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios”; “Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese”; “Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia…”; “…sabiendo que la tribulación produce paciencia”; (Hechos 14: 22; 1 Pedro 4: 12; Santiago 1: 2-4; Romanos 5: 3). Esto explica por qué a veces sufrimos sin ninguna causa aparente.
Sin paciencia ¿Cómo podríamos hacer la voluntad de Dios? “Porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Hebreos 10: 36). Preste atención a la siguiente ilustración: un personaje con el sobrenombre de “Santa Paciencia”, era una persona muy dócil y pacificador de conflictos entre vecinos, y de allí su apodo y buena reputación entre la colectividad, pero en un día discutió con una persona que lo “sacó de sus casillas”, y se fue a los empujones, puños y puntapiés con ella. Los vecinos les gritaban: Santa Paciencia, ¡Cálmate! ¡Tú no eres así! ¡Tienes que tener santa paciencia! Y él contestó: ¡Qué… santa paciencia, ni qué… santa paciencia nada! Y continuó con los empujones, puños y patadas.
Sin paciencia corremos el peligro de llegar a los extremos. Proverbios 16: 32 dice: “Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad”. Realmente, es en la Palabra de Dios que podemos encontrar los mejores ejemplos para imitarlos, y así vivir agradando a Dios. Santiago nos dice: “hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor” (Santiago 5: 10, lea el contexto). Como dije en unas líneas anteriormente, tener paciencia es saber esperar, y sobre ello, Pablo dice lo siguiente: “Pero si esperamos lo que no vemos, con paciencia lo aguardamos”; “Porque por fe andamos, no por vista” (Romanos 8: 25; 2 Corintios 5: 7).

Estimados hermanos, hermanas y demás lectores, en una segunda entrega analizaremos el resto de las virtudes en 2 Pedro 1: 3-11, mientras tanto oremos y ejerzamos estas cualidades divinas para que en realidad Cristo pueda agradarse de nosotros.

¿Cuál Es El Verdadero Nombre De La Iglesia Del Señor?



Existe hoy una gran confusión religiosa debido a la existencia de tantos nombres denominacionales con que se identifican las sectas. Uno se pregunta:
1. ¿Cuál será el nombre de la iglesia bíblica?
2. Y ¿Cuál es la iglesia verdadera?

• En primer lugar la iglesia verdadera debe tener nombres bíblicos porque la Biblia enseña que los creyentes DEBEMOS hablar de acuerdo a ELLA, “Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios…” (1 Pedro 4:11).
• En segundo lugar la Biblia enseña que toda familia (iglesia) se apellida con nombre del Hijo de Dios, “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra” (Efesios 3:14-15).
• Tercero, no debemos ir más allá de lo que está escrito, “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, no sea que por causa de uno, os envanezcáis unos contra otros” (1 Corintios 4:6).
Queda entonces muy claro que ninguno de los nombres de las sectas cumple con esta premisa de Dios. Por ejemplo: los nombres Adventista, Pentecostal, Bautista, Evangélica, Católica, etc., ni siquiera se mencionan en algún versículo de la Biblia. Por lo tanto no son nombres bíblicos. Tales nombres nacen de doctrinas de hombres (Mateo 15:9).

I. La iglesia verdadera emplea solo el nombre bíblico que Cristo le ha dado.
A. Iglesia de Cristo (Romanos 16:16).
1. La frase descriptiva “iglesias de Cristo”, indica pertenencia.
2. Existe en el Nuevo Testamento otras frases para aludir a la iglesia según el gentilicio, conducta, etc., de sus miembros.
3. Ahora bien, Jesucristo dijo, “edificaría mí iglesia” (Mateo 16:18). Habló con carácter posesivo “mí”. La iglesia es de él, le pertenece. Por lo tanto es él quien dicta la norma en todo respecto a ella, pues, el tiene toda la autoridad sobre ella y sobre todos (Mateo 28:18).
B. Es claro que todas las iglesias locales en las diferentes ciudades y países en el primer siglo, al hablarse de ellas en su conjunto, se hablaba como “las iglesias de Cristo”, luego al hablar de una de ellas se la identificaría como una “iglesia de Cristo”.
1. Toda persona en el primer siglo la identificaría por este nombre y no por los nombres sectarios que hoy plagan el mundo religioso.
2. La frase descriptiva “iglesia de Cristo” es la que identifica, relaciona al grupo de creyentes de una iglesia local con su Señor y Salvador. Es el nombre autorizado en el nombre de Cristo (cf. Hechos 4:7; Colosenses 3:17).

II. Otra enseñanza en la Biblia acerca del nombre de la iglesia verdadera, es la figura del matrimonio para mostrar la relación existente entre la iglesia y Cristo.
A. Por ejemplo, Apocalipsis 19:7 dice: “Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado”.
1. Aquí se presenta a la iglesia como la esposa de Cristo, esta figura se encuentra referida a la iglesia reiteradamente en la Biblia (Cf. Juan 3:29; II Corintios 11:2; Gálatas 3:26, 27; Efesios 5:23, 29; Apocalipsis 21:2, 9; 22:17).
B. Dios toma de ejemplo la unión matrimonial como figura de la relación entre la iglesia y Cristo.
1. Cuando un matrimonio se efectúa, la esposa cambia su apellido para apellidarse con el del marido, así tenemos que la señorita María Mengana, pasa a llamarse María de Perengano por estar casada con José Perengano.
2. Igual la iglesia, se apellida “iglesia de Cristo” (Romanos 16:16) por ser la esposa de él.
C. Cuando este principio es violado, la esposa pasa a ser una adultera:
1. “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:2-4).
2. “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor” (1 Corintios 7:39).
3. Por ejemplo, si usted tiene su esposa, la señora Rosa de Sutano, y por motivos de trabajo tiene que ausentarse del hogar por varios meses, y cuando regresa se consigue con que su esposa lleva otro apellido, por ejemplo, Rosa de Perencejo, lo que usted concluye inmediatamente es que ya no es su esposa, sino su ex-esposa, y que en su ausencia ella “le montó los cuernos o cachos”. El adulterio no se puede ocultar, al menos por largo tiempo.
4. ¿Qué hará Cristo cuando en su segunda venida (cuando venga a buscar a su esposa) se encuentre con que ella se apellida con muchos apellidos, cometiendo no solo adulterio con uno, porque muchos apellidos (nombres de las sectas) evidencian que ellas tienen muchos amantes o maridos, como la samaritana o la mujer de Oseas (Juan 4:16-18; Oseas 1:2; 2:2-5). El Señor Jesucristo dijo: “…Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será desarraigada” (Mateo 15:13).

III. Los sectarios argumenta que no se puede implementar el nombre descriptivo y original de la verdadera, “iglesia de Cristo”, para adquirir la personería jurídica (registro con el gobierno).A. Dicen que los Estados “no permiten más de un nombre por iglesia” y por eso deben usar diversos nombres denominacionales.
B. Todo eso es una falacia, porque hoy día en América y Europa se sabe de miles de iglesias en los dos continentes que están registradas en sus respectivos países con el nombre “iglesia de Cristo” y se diferencian la una de la otra con el nombre del sector, ciudad o país donde operan como iglesia local (Cf. Romanos 16:16b; Apocalipsis 2-3).
1. En USA y Méjico, hay cientos de iglesias de Cristo. También en Canadá, Centro América, Sur América, etc.
C. No existe excusa válida para no registrarse con el gobierno sin el nombre que identifica a la iglesia verdadera.
D. Romanos 16:16 es “lo que está escrito, escrito está” (Cf. Juan 19:22). Además: “Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres” (Hechos 5:29).

IV. Sería un error decir que lo que identifica a la iglesia verdadera es solo el nombre del esposo (cf. Rom. 16:16) y este punto tiene que ver con la segunda pregunta al inicio del estudio. A. La iglesia verdadera se identifica por el plan de salvación dado en la Biblia para el pecador (oir, creer, arrepentirse, confesar, bautizarse y perseverar), por su nombre y organización bíblica, y por toda la doctrina de Cristo (2 Juan 9; Hechos 2:42).
B. Pero el tema que nos ocupa es ¿cuál es el nombre de la iglesia verdadera? Lo expuesto en estas líneas aporta una pista para identificarla por su nombre. Es sencillo, por ejemplo, existen muchas compañías de vigilancia privada, voy a mencionar tres nombres ficticio para ilustrar la idea:
1. “VIGILANTES AL DÍA”.
2. “VIGILANTES 24 HORAS”.
3. “SERENOS Y SEGURIDAD”, etc.
C. Si estas empresas estuvieran ubicadas en el mismo edificio, piso, etc., y por alguna razón solo estuvieran identificadas con el número del local (sin rótulo alguno), y una de ellas anunciare por prensa su publicidad o solicitase empleados, siendo usted el interesado, y por desorientación se dirige a la primera empresa de la lista (aunque usted busca es la tercera), tocaría el timbre y preguntaría si esta es “SERENOS Y SEGURIDAD”, le responderían que no, que ellos son “VIGILANTES AL DÍA”, y que la que usted busca es la del al lado o la que está al fondo o en el piso de arriba o que no saben cuál es, etc.
D. Así pues, como existen muchas empresas de vigilancia, también hay muchas iglesias con distintos nombres, y en este caso es fácil identificar la verdadera comenzando por el nombre, vea solo los distintos nombres denominacionales en los letreros de las sectas y sencillamente descártelas. Con el texto de Romanos 16:16, es suficiente para darnos cuenta que no son de Cristo ¡descártelas!


V. “BUSCAD, Y HALLAREÍS” (Lucas 11:9).
A. Continuando el proceso de búsqueda. Si usted encuentra una iglesia de Cristo, entonces le corresponde verificar más allá del nombre descriptivo “iglesia de Cristo”, si esta es una iglesia fiel a la doctrina de Cristo o no lo es, si es una virgen prudente o insensata (Mateo 25:1-12). Usted puede determinar cuál es la conducta y doctrina de la iglesia, verificando en su Biblia la práctica de la iglesia del primer siglo:
1. El plan de salvación.
2. La organización de la iglesia.
3. El culto de adoración.
4. La conducta moral de sus miembros.
5. En fin, la aplicación de la doctrina bíblica en todos los aspectos de la vida de la iglesia.

Concluyo diciéndole, amados amigos y amigas, si esta información es de su interés, no deje de ponerse en contacto conmigo para ampliarle este tema o cualquier otro tema bíblico de su interés.

jueves, 15 de abril de 2010

HONESTIDAD

"El hombre honesto, cuando se encuentra con la verdad y la omite, hasta ese día fue honesto".
La honestidad es como una buena carta de recomendación personal, sin embargo el ser humano honesto muchas veces es abusado en su buena "fe", y muchas veces "peca" de ingenuo pese a haber sido abusado una y otra vez . Miles de experiencias o testimonios podrían contarse sobre personas que han sido engañadas. Por ejemplo, una mañana un joven se disponía a retirar dinero de un cajero automático y notó a dos personas en actitud de espera cerca del banco, era una pareja de unos cincuenta años aproximadamente, ataviados modestamente y sencillos al expresarse. Estas personas estaban solicitando ayuda económica para completar los pasajes para regresar a su estado, y el joven le preguntó ¿cuánto dinero les faltaba? a lo cual respondieron señalando la cifra de 60,00 bolívares (apróx. 15 $). El joven les dijo que esperaran allí a que él le diera lo que les faltaba, y se dirigió al cajero, hizo un nuevo retiro, fue y le dio el monto que necesitaban para el retorno. Contentos y emocionado abrazaron al joven, le echaron bendiciones, con lágrimas en sus ojos, etc.
En horas de la tarde, terminada su jornada del día, el joven regresaba y pasó por el lugar donde había ayudado a la pareja, para su asombro los encontró allí pidiendo ayuda para poder "completar el pasaje". Bueno, los sentimientos del joven, sus pensamientos, etc., revolotearon por todo su ser, más, él conteniéndose se tragó todo aquello. Decidió pues, no perder la confianza en el ser humano, y seguir ayudando a todo aquel que él pueda, si sus posibilidades se lo permiten. ¡Ahhh... pero eso sí! Será más precavido la próxima vez, porque como dice más o menos el dicho, "cada día sale un tonto a la calle y un vivo que lo espera".