lunes, 23 de abril de 2018

EL CRISTIANO Y EL ACTIVISMO POLÍTICO ELECTORAL_"Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. " (Santiago 3:16)


EL CRISTIANO
Y EL ACTIVISMO
POLÍTICO ELECTORAL
Por José Carvajal

·       ¿Es válido bíblicamente participar en política?
Hay quienes opinan que el cristiano no debe votar.
Debemos cuidarnos de no tropezar y hacer tropezar a otros con estos asuntos de opinión (Romanos 14:1).

I.                Tanto pueblos como gobernantes cumplen los designios de Dios para el bien del reino de Cristo, y Él gobierna sobre todos (cf. Job 12:23-25; Daniel 4:17, 25; Mateo 28:18; 1 Corintios 15:24-25).
A.    En la era del Nuevo Pacto, Dios establece (permite) autoridades terrenales, a fin de evitar la anarquía de los pueblos (Romanos 13:1-6; 1 Pedro 2:13-14; Salmos 2).
B.    Entiendo yo, que cuando la Palabra de Dios dice: “…porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas” (Romanos 13:1), se refiere a que Dios les delega autoridad, “Dios quita y pone reyes” (Daniel 2:21).
1.     Pero no lo hace directamente sino por autoridad delegada (GENÉRICA = libre albedrío), y les ha definido su rol básico (Romanos 13:1-6).
2.     El pueblo los escoge según su sistema, y no es decisión de Dios con que sistema los escogen, pero los cristianos debemos orar por ellos “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Timoteo 2:1-4).

II.             Un ejemplo de AUTORIDAD DELEGADA (GENÉRICA = libre albedrío).
A.    Cristo mismo constituye a los dirigentes de la iglesia (Efesios 4:11), ¿cómo lo hace?
1.     Hoy día y hasta su venida, los escoge mediante requisitos bíblicos (cf. 1 Timoteo 3:1-13; Tito 1:5-7).
2.     Para ello, Dios se vale del criterio espiritual de la iglesia local para escoger a tales hombres (cf. Hechos 6:1-7; Tito 3:8-10).
3.     Además, los desmanes, hierros, abusos de autoridad, etc., que los ministros cometan, algunos pueden ser juzgados por la iglesia local (1 Tim. 5:19), pero otros serán juzgados por el Señor directamente (Santiago 3:1).
B.    En forma similar  o bajo los mismos principios, los gobernantes de las naciones son elegidos por sus respectivos pueblos, y por la autoridad que Dios les delegó, darán cuenta por lo que pudiendo y debiendo hacer no hicieron (cf. Job 12:17-21; Salmos 75:2; Sofonías 3:8).
C.    La ciudadanía celestial está primero (Filipenses 3:20), y aunque seamos ciudadanos del reino celestial y no del mundo, estamos en el mundo (Juan 17:14-16), como a “extranjeros” el Señor nos demanda cumplir con la ley del hombre (1 Pedro 2:11-14).
D.    Siendo pues, que las autoridades terrenales establecen leyes electorales, podemos hace uso válido de ellas para ejercer nuestros derechos y deberes ciudadanos.
1.     Tenemos el ejemplo del apóstol Pablo haciendo uso de sus derechos civiles, que en algunas ocasiones invocó en su defensa su doble nacionalidad judeo-romana (Hechos 21:39; 22:25-27, 29; 23:27).
2.     Así cumplimos con la máxima del Señor (Mateo 22:21).

III.           ¿VOTAR O NO VOTAR?
A.    Existen algunos países donde multan o dan prisión a los que no ejercen el voto, otros donde no importa la abstención, y otros países (como Venezuela) donde hay constantes elecciones y polarización o gran participación política donde la mayoría de los electores vota.
B.    El cristiano debe cuidarse de no tropezar y hacer tropezar a otros con estos asuntos según las leyes electorales de cada país (1 Corintios 10:32).
1.     Ejemplo, en un país donde NO se imputa legalmente al abstencionista, uno no tendría problemas por no ir a votar, pero en un país donde sus leyes sancionen la abstención o haya polarización política, causaría escandalo el no votar.
2.     Solo en los casos de que las leyes vayan contra la obediencia al evangelio, uno se arriesgaría a ser sancionado por abstencionista. Por ejemplo, si prohíben a la iglesia adorar en sus reuniones públicas el día del Señor (Hechos 4:19; 5:29; cf. Daniel 6:7-10).
3.     Los que enseñan su opinión como mandamiento de Dios, señalando que el cristiano “no debe votar”, lo dicen desde países donde la abstención no es penada por las autoridades, y da igual votar o no votar. Pero esa opinión en países donde sancionan al que no vota, equivale a poner carga pesada (cf. Mateo 23:4).

IV.           ¿POR QUÉ CANDIDATO DEBERÍA VOTAR EL CRISTIANO?
A.    Bueno, una vez más, es un asunto de opinión (Romanos 14:1), contestaré después del punto B.
B.    Pero hay algo que no es asunto de opinión y debemos dejar muy claro, el cristiano depende de la providencia divina para sus necesidades, alimento, vestido y techo básicamente (Mateo 6:33).
1.     Cuando ponemos la mirada esperanzadora en que un candidato político resuelva nuestros problemas sociales o personales, apartamos la mirada (confianza) de Jesús (Hebreos 12:2).
2.     Antes de Israel llegar a ser pueblo grande fue abastecido por José en Egipto (Hechos 7:9-15).
a.     Luego fueron librados de 400 años de esclavitud y de las plagas (Hechos 7:17-36).
b.     Pero después el pueblo de Dios se apartó de Él (1 Corintios 10:1-12; Hechos 7:39-43).
3.     El punto es, que Dios siempre protegió a su pueblo indistintamente del gobierno que les oprimiese o favoreciese. Ej., en tiempos del Nuevo Testamento los cristianos vivieron bajo el gobierno imperial más próspero, rico y poderoso conocido hasta entonces, pero a la vez el más cruel, al punto que bajo los emperadores romanos, a partir del asesinato de Esteban, se libró las más crueles persecuciones y asesinatos contra la iglesia de Cristo (cf. Hechos 8:1-3).
a.      De manera que, aunque un gobierno impulse la prosperidad de una nación o de igual forma, si un gobierno es disoluto, eso no garantiza que los cristianos vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad” (1 Timoteo 2:2b). SINO DEPENDE DE DIOS.
C.    El cristiano no sabe quién va a ganar las elecciones pero Dios si sabe quién es el candidato que él va a poner en poder. Además, Dios puede elegir un candidato contrario al de nuestra preferencia.
1.     Él sabe que los propósitos de Él con su iglesia siempre se llevarán a cabo en las elecciones.
2.     Si tuviésemos preferencia por algún candidato porque su perfil moral o promesas electorales nos simpatizan, aun así, nuestro voto no determina a quién Dios establecerá como gobernante.
3.     Votamos por algunas de las siguientes razones:
a.     Donde sea obligatorio o por razones morales, cívicas, etc.
b.     Por nuestro testimonio cristiano a causa de la conciencia ajena (1 Corintios 10:29).
c.      Para cumplir con las leyes y evitar el tropiezo al no creyente, etc. (1 Corintios 10:32).
d.     Para dar a “César lo que es de César” (Mateo 22:21).
e.      Nunca por confiar en promesas políticas, y así sucede para cualquier elección pública.
D.    El cristiano obedece a las autoridades, las leyes, paga sus impuestos, ora por el gobierno de turno (1 Timoteo 2:1-4), pero no se mete en la política como un activista o proselitista (Romanos 13:1, 6; 1 Timoteo 2:1-2). Hay gran diferencia entre votar y ser un activista o militante político.

CONCLUSIÓN: Si bien el cristiano puede votar, no debe ser un activista político (cf. 1 Corintios 10:23), no participa como militante de partidos políticos, ni aspira a cargos públicos del Estado, por lo siguiente:
·       Habrá conflicto de intereses, sirviendo a dos señores (Mateo 6:24).
·       No puede ser soldado en dos “ejércitos” a la vez (2 Timoteo 2:3-4).
·       La ciudadanía celestial está primero (Filipenses 3:20).
·       Los apóstoles eran embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20). En algún sentido, esa figura o característica aplica como figura alegórica a todo creyente, pues, embajador es un diplomático, y no se entromete en los asuntos internos del país que lo acoge.
·       Ni Cristo, ni los Apóstoles, ni la iglesia participaron en actividad política partidista.
Caracas, 18 de abril de 2018


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