EL CRISTIANO
Y EL
ACTIVISMO
POLÍTICO ELECTORAL
Por José Carvajal
·
¿Es
válido bíblicamente participar en política?
Hay quienes opinan que el cristiano
no debe votar.
Debemos cuidarnos de no tropezar y hacer tropezar a otros con
estos asuntos de opinión (Romanos 14:1).
I.
Tanto pueblos como
gobernantes cumplen los designios de Dios para el bien del reino de Cristo, y
Él gobierna sobre todos (cf. Job 12:23-25;
Daniel 4:17, 25; Mateo 28:18; 1 Corintios 15:24-25).
A.
En la era del Nuevo Pacto, Dios establece (permite)
autoridades terrenales, a fin de evitar la anarquía de los pueblos (Romanos 13:1-6; 1 Pedro 2:13-14; Salmos 2).
B.
Entiendo yo, que cuando la Palabra de Dios dice: “…porque
no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas” (Romanos 13:1), se refiere a que Dios les delega
autoridad, “Dios quita y pone reyes” (Daniel
2:21).
1.
Pero no lo hace directamente sino por autoridad
delegada (GENÉRICA = libre albedrío),
y les ha definido su rol básico (Romanos 13:1-6).
2.
El pueblo los escoge según su sistema, y no es
decisión de Dios con que sistema los escogen, pero los cristianos debemos orar
por ellos “para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad”
(1 Timoteo 2:1-4).
II.
Un ejemplo de
AUTORIDAD DELEGADA (GENÉRICA = libre albedrío).
A.
Cristo mismo constituye a los dirigentes de la iglesia
(Efesios 4:11), ¿cómo lo hace?
1.
Hoy día y hasta su venida, los escoge mediante
requisitos bíblicos (cf. 1 Timoteo
3:1-13; Tito 1:5-7).
2.
Para ello, Dios se vale del criterio espiritual de la
iglesia local para escoger a tales hombres (cf. Hechos 6:1-7; Tito 3:8-10).
3.
Además, los desmanes, hierros, abusos de autoridad,
etc., que los ministros cometan, algunos pueden ser juzgados por la iglesia
local (1 Tim. 5:19), pero otros
serán juzgados por el Señor directamente (Santiago
3:1).
B.
En forma similar
o bajo los mismos principios, los gobernantes de las naciones son
elegidos por sus respectivos pueblos, y por la autoridad que Dios les delegó, darán
cuenta por lo que pudiendo y debiendo hacer no hicieron (cf. Job 12:17-21; Salmos 75:2; Sofonías 3:8).
C.
La ciudadanía celestial está primero (Filipenses 3:20), y aunque seamos
ciudadanos del reino celestial y no del mundo, estamos en el mundo (Juan 17:14-16), como a “extranjeros” el
Señor nos demanda cumplir con la ley del hombre (1 Pedro 2:11-14).
D.
Siendo pues, que las autoridades terrenales establecen leyes electorales, podemos
hace uso válido de ellas para ejercer nuestros derechos y deberes ciudadanos.
1.
Tenemos el ejemplo del apóstol Pablo haciendo uso de
sus derechos civiles, que en algunas ocasiones invocó en su defensa su doble
nacionalidad judeo-romana (Hechos 21:39;
22:25-27, 29; 23:27).
2.
Así cumplimos con la máxima del Señor (Mateo 22:21).
III.
¿VOTAR O NO VOTAR?
A.
Existen algunos países donde multan o dan prisión a
los que no ejercen el voto, otros donde no importa la abstención, y otros
países (como Venezuela) donde hay constantes elecciones y polarización o gran participación
política donde la mayoría de los electores vota.
B.
El cristiano debe cuidarse de no tropezar y hacer
tropezar a otros con estos asuntos según las leyes electorales de cada país (1 Corintios 10:32).
1.
Ejemplo, en un país donde NO se imputa legalmente al
abstencionista, uno no tendría problemas por no ir a votar, pero en un país
donde sus leyes sancionen la abstención o haya polarización política, causaría
escandalo el no votar.
2.
Solo en los casos de que las leyes vayan contra la
obediencia al evangelio, uno se arriesgaría a ser sancionado por abstencionista.
Por ejemplo, si prohíben a la iglesia adorar en sus reuniones públicas el día
del Señor (Hechos 4:19; 5:29; cf. Daniel 6:7-10).
3.
Los que enseñan
su opinión como mandamiento de Dios, señalando que el cristiano “no debe
votar”, lo dicen desde países donde la abstención no es penada por las
autoridades, y da igual votar o no votar. Pero esa opinión en países donde sancionan al que no vota, equivale a
poner carga pesada (cf. Mateo 23:4).
IV.
¿POR QUÉ CANDIDATO
DEBERÍA VOTAR EL CRISTIANO?
A.
Bueno, una vez más, es un asunto de opinión (Romanos 14:1), contestaré después del
punto B.
B.
Pero hay algo que no es asunto de opinión y debemos
dejar muy claro, el cristiano depende de la providencia divina para sus
necesidades, alimento, vestido y techo básicamente (Mateo 6:33).
1.
Cuando ponemos la mirada esperanzadora en que un
candidato político resuelva nuestros problemas sociales o personales, apartamos
la mirada (confianza) de Jesús (Hebreos
12:2).
2.
Antes de Israel llegar a ser pueblo grande fue
abastecido por José en Egipto (Hechos
7:9-15).
a.
Luego fueron librados de 400 años de esclavitud y de
las plagas (Hechos 7:17-36).
b.
Pero después el pueblo de Dios se apartó de Él (1 Corintios 10:1-12; Hechos 7:39-43).
3.
El punto es, que Dios siempre protegió a su pueblo
indistintamente del gobierno que les oprimiese o favoreciese. Ej., en tiempos
del Nuevo Testamento los cristianos vivieron bajo el gobierno imperial más
próspero, rico y poderoso conocido hasta entonces, pero a la vez el más cruel,
al punto que bajo los emperadores romanos, a partir del asesinato de Esteban, se
libró las más crueles persecuciones y asesinatos contra la iglesia de Cristo (cf.
Hechos 8:1-3).
a.
De manera que,
aunque un gobierno impulse la prosperidad de una nación o de igual forma, si un
gobierno es disoluto, eso no garantiza que los cristianos “vivamos quieta y reposadamente en
toda piedad y honestidad” (1
Timoteo 2:2b). SINO DEPENDE DE DIOS.
C.
El cristiano no sabe quién va a
ganar las elecciones pero Dios si sabe quién es el candidato que él va a
poner en poder. Además, Dios puede elegir un candidato contrario al de nuestra
preferencia.
1.
Él sabe que los propósitos de Él con su iglesia siempre se llevarán a
cabo en las elecciones.
2.
Si tuviésemos preferencia por algún candidato porque su perfil moral o
promesas electorales nos simpatizan, aun así, nuestro voto no determina a
quién Dios establecerá como gobernante.
3.
Votamos por algunas de las siguientes razones:
a.
Donde sea obligatorio o por razones morales, cívicas, etc.
b.
Por nuestro testimonio cristiano a causa de la conciencia ajena (1 Corintios 10:29).
c.
Para cumplir con las leyes y evitar el tropiezo al no creyente, etc. (1 Corintios 10:32).
d.
Para dar a “César lo que es de César” (Mateo 22:21).
e.
Nunca por confiar en promesas políticas, y así sucede para cualquier
elección pública.
D.
El cristiano obedece a las autoridades, las leyes, paga sus impuestos,
ora por el gobierno de turno (1 Timoteo 2:1-4), pero no se mete en la política
como un activista o proselitista (Romanos 13:1, 6; 1
Timoteo 2:1-2). Hay gran diferencia entre votar y ser un activista
o militante político.
CONCLUSIÓN: Si bien el cristiano puede votar, no debe ser
un activista político (cf. 1 Corintios
10:23), no participa como militante de partidos políticos, ni aspira a cargos
públicos del Estado, por lo siguiente:
· Habrá conflicto de
intereses, sirviendo a dos señores (Mateo
6:24).
· No puede ser
soldado en dos “ejércitos” a la vez (2
Timoteo 2:3-4).
· La ciudadanía
celestial está primero (Filipenses 3:20).
· Los apóstoles eran
embajadores de Cristo (2 Corintios 5:20).
En algún sentido, esa figura o característica aplica como figura alegórica a
todo creyente, pues, embajador es un diplomático, y no se entromete en los
asuntos internos del país que lo acoge.
·
Ni
Cristo, ni los Apóstoles, ni la iglesia participaron en actividad política
partidista.
Caracas, 18 de abril de 2018
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